sábado, 26 de diciembre de 2009

Práctica Nº 2: Anhelo



Existen, de forma irreverente, múltiples formas de rozar la locura, desde un acto volátil del día más pleno hasta la fortuna de un desencuentro afectivo; y es ésta la forma compleja de la raza que nos ha tocado.
Ciertamente el mañana aparecerá nuevamente, con o sin rostros extranjeros o conocidos, mi cama avanzará vacía o tibia y desordenada, pasarán los días y así también las sonrisas que estallan en situaciones complejas, cogeré 3 libros y avanzaré con mi carrera, llenaré mi escritorio con plantillas de cálculo con alineamiento idóneo y cuando termine el día, surgirá nuevamente la palabra frustrante, casi concluyente - anhelo.



Danzas y ríes y os adoro por eso, pero seré vuestro amigo, obediente y fugaz igualando el compás, dando retos prohibidos del pasado, sin fallar nuevamente. ¿El límite? Quizá algún día lleguemos a una coordinación consensual, quizá nos alejemos nuevamente para incendiar más el deseo de la próxima vez. Me equivoqué no debe ser frustrante, sino emocionante, no sé qué vendrá:

" y es que había una vez un corazón decidido a quedarse a mis pies y a entender lo que digo.
Y yo que no supe sentir la necesidad de decir que no te vayas de aquí, que no te vayas de mí".

Sé que no eres para mí, en este momento, pero sé que eres mujer como ninguna, y que en algún descuido podríamos ser la pareja, no cliché, sino perfecta, pensando que sí, es que me emociona sentir que estamos juntos por una forma poco razonada. Saltemos pues a otro día a esperar la tarde.

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